sábado, 17 de enero de 2009

Tiranía y poder

Estoy impresionada cómo algunas pocas cosas pueden hacer que alguien tenga poder y que ese poder convierta a ese alguien en un tirano.
Según la Real Academia Española sobre la palabra "Tirano" (entre otras cosas)

"Dicho de una persona: Que abusa de su poder, superioridad o fuerza en cualquier concepto o materia, y también simplemente del que impone ese poder y superioridad en grado extraordinario.
Dicho de una pasión o de un afecto: Que domina el ánimo o arrastra el entendimiento."

Y de "Tiranía"
"Abuso o imposición en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad.
Dominio excesivo que un afecto o pasión ejerce sobre la voluntad."


Sobre "poder"
"Dominio, imperio, facultad y jurisdicción que alguien tiene para mandar o ejecutar algo.
Acto o instrumento en que consta la facultad que alguien da a otra persona para que en lugar suyo y representándole pueda ejecutar algo."

Concretamente me refiero a algunos periodistas, de poca calidad profesional, que se aprovechan del poder que les da un micrófono para decir cualquier cosa, sin fundamento, agrediendo y faltando el respeto al entrevistado con el sólo objeto de llenar un espacio.
Es llamativo ver jóvenes "periodistas" (¡¿?!) metiéndose con un micrófono y una cámara el lugares neurálgicos y atacar a los moradores con preguntas cerradas. De modo tal que no puedan escaparse en la respuesta: "o sí o no", y ante la necesidad de explicar un porqué les quitan el aire y siguen con su informe como si nada.
¿Se puede llamar "periodista" a quienes usan el micrófono para desinformar y tiranizar opiniones?
Lamentablemente en mi país hay tres tipos de periodistas: los que sólo cuentan lo que al gobierno nacional le conviene que se cuente, los que sólo cuentan los que les parece que puede pegar al gobierno nacional y los que aman a su rol de comunicador y son fieles a su ética profesional y cuentan todo.
Los primeros son tiranos cómplices, los segundos son tiranos aprovechadores, los terceros son servidores públicos, indispensables para mantener a la sociedad informada.
Una sociedad bien informada es capaz de cambiar la historia.