sábado, 30 de enero de 2010

Historias de mis pagos

La provincia de Buenos Aires es una de las más grandes de la República Argentina. Está dividida en municipios cuyo poder ejecutivo lo desempeña un Intendente.
Mi dulce hogar, y toda mi historia, se desenvuelve en el municipio de LA MATANZA. El más grande de todos los municipios del país. Cuenta con alrededor de un millón y medio de habitantes de distintos orígenes: autóctonos, del interior, de países limítrofes, europeos, asiáticos (no tengo noticias de amigos del sector norte del continente americano)
Mi querida La Matanza suele aparecer en a noticias por el alto grado de pobreza y de inseguridad en algunos sectores, pero de la parte linda nadie habla.
Les cuento que aquí se desarrolló una parte muy importante de nuestra historia nacional. Un alto porcentaje de estas tierras perteneció al caudillo Juan Manuel de Rosas y a otros representan tes de la alta sociedad porteña. Junto a ellos, un sin número de extraños y exquisitos personajes poblaron mis pagos haciéndolo especial, romántico, apasionado y misterioso.
Quiero compartir con ustedes una joya de la historia de mi pueblo, un certificado de defunción de 1881 que mora en el museo de Juan Manuel de Rosas en La Matanza.
Por favor, no se vayan sin dejarme un comentario. ¡Gracias!

SELLO: Acta de defunción. Año 1881
El infrascripto, Eusebio Rodríguez, Alcalde, certifico que don Manuel Chico que muerto lo tengo de cuerpo presente tapao con un poncho al parecer reyuno le sorprendió la muerte al salir del baile de Don Rufino "El Catalán", de la quebrada de Doña Pepa lugar muy conocido y de pública voz y fama en el pago.- Interrogao el cadáver por tercera vez y no habiendo el infrascipto obtenido respuesta categórica alguna resuelve darle sepultura en el campo de los desaparecidos conforme cuadra su circunstancia física de que certifico.- Nota: hago constar que el finao era muy amable de la bebida y muy dado a las galanterías amorosas, por cuya circunstancia tenía una cicatriz en la quijada izquierda producido por un cucharón de grasa caliente que le arrojó al rostro de la cara la hija de la parda Nicolasa, no se sabe por que safaduria.- Vale.-
Hallado en el archivo de la MUnicipalidad de La Matanza Libro Nro 2- Folio 98 del año 1881