No
hay nada más atractivo para mí que las sombras de la noche para ver e imaginar
cosas. Eso en lo que más me apasiona de la escritura: la inmunidad de la
oscuridad. Desde allí, escondida de las miradas de todos, puedo llegar hasta lo
más profundo de mis personajes. Me gusta sentir sus latidos, tocar su sudor, oler
su aliento hasta escuchar sus pensamientos como si fuera yo misma. Los persigo,
los acorralo y los atormento hasta hacerlos decir lo que no quieren; y luego
dejarlos sin aliento bajo el yugo de mi PC.
Esa
es la magia de la noche. Me alimento de ella. Tengo gustos de vampiro.