sábado, 8 de mayo de 2010

8 de mayo... para pensar

En muchos países latinoamericanos el 8 de mayo es el Día de la Madre, en mi país hoy es el día de "una madre", la Virgen de Luján, patrona de Argentina, pero desde hace tiempo no se celebra fuera de los ámbitos religiosos. En contraposición, el día de la madre se celebra en octubre... o bien, "se celebraba" ya que, por una reforma educativa, en las escuela se celebra el "Día de la familia" dejando el "Día de la madre" como excusa para generar ofertas de electrodomésticos "...para que use mamá ".
Muchos aficionados a la opinión creen que es mejor debido a que mucho niños no viven con su mamá y un festejo así podría dañarlo. Con el mismo razonamiento se quitó también el día del papá. Pero sabenos que muchos chicos viven sin familia, en la calle, y que verdaderamente hubieran deseado tener una mamá y un papá o cualquier adulto que se preocupe por ellos, por lo que sospecho que, con el mismo criterio, podría suprimirse también esa celebración.
Creo que lejos  de hacer una fiesta (que no estaría mal hacerlo), hoy debería ser un día para pensar qué estamos haciendo como sociedad con el irrenunciable derecho a la maternidad, tan valioso como el derecho a tener una familia.
Nuestros "cerebros" de turno que fueron armando (mejor dicho "desarmando") nuestro sistema educativo, desarmaron también nuestro sistema de valores. Y si no, comparemos:
Hace cinco décadas, por ejemplo, la imagen de una mujer embarazada o con un bebé en brazos era movilizante: siempre había quien cediera el asiento en el colectivo u ofreciera su mano para bajar del vehículo, o la ayudaba transportar paquetes. De un modo u otro, la sociedad colaboraba con la madre en la gestación de su hijo, y cuando nacía, el pequeño pasaba a ser la mascota del grupo.
Hoy, te subís a un colectivo a punto de parir,y si no lo pide el chofer, los que están sentados se hacen los dormidos. ¡Y ni se te ocurra subir, además, con paquetes! porque con miradas fulminantes te hacen sentir culpable. ¡¿Culpable de qué?!
Repasemos un poco la historia: ¿Alguien nació de una zapallo? ¿A alguno lo trajo una cigüeña? ¿Entonces?
Está bien que exijamos derechos como los hombres pero no los mismos ¡no somos iguales! No renunciemos a ser madres; exijamos privilegios que nos permitan una buena maternidad.

Antes de sembrar limpiamos y abonamos la tierra con la esperanza de tener una buen acosecha. Hoy nadie parece caer en la cuenta que un bebé en gestación son años de esperanza: cuidemos a su mamá para que ella lo cuide. La sociedad y los cambios culturales maltratan a  la mujer, a tal punto, que la hacen dudar o arrepentirse de su derecho a la meternidad. En la Argerntina, por ejemplo, la meternidad ya no se festeja.
 Igualmente: ¡Fuerza, madres! 
Sean felices
Mónica