martes, 16 de junio de 2009


He decidido tomarme un respiro y actualizar un poco este blog que no es otra cosa que algunas visiones de la Araña. Un simple animalito que le encanta tejer mientras mira pasar el mundo delante de sus ojos.
¿Qué cosas ve? Un mundo cruel que induce a los seres humanos a que se auto exterminen en medio de la locura y del trabajo... O la locura del trabajo ...o el trabajo que enloquece... o locos trabajando...¡En fin!
Hay veces que dan ganas de gritar como Janet Leigh en la película de terror más impactante de la historia del cine: Psicosis; donde, según se cuenta, el célebre Alfred Hitchcock, sin previo aviso, cambió el agua caliente de la ducha por agua bien fría al momento del famoso alarido.
Así nos sorprende la locura cada mañana. Y si no, basta con encender el televisor o la radio para comprobar que el mundo está dando vueltas al revés. Lo más grave de todo es que lo tomamos cada vez con mayor naturalidad.
A todos nos toca de cerca. ¿Quién no se ha sentido alguna vez presionado por el apuro de conseguir algo que, al final, no era tan importante? Los que usamos transporte público, ¿no hemos corrido el colectivo infinidad de veces y comprobamos luego que detrás llegaba otro? ¡Ni qué decir si ese "otro" venía vacío, con asientos disponibles!
¿Cuantas rabietas podemos contar durante la mañana? ¿Cómo llegamos al final del día? ¿...y al final del año?
El mundo está sumergido en la cultura de la inmediatez y la perfección cuando nada es inmediato, ni perfecto. ¡Extraña contradicción! Es lo que yo llamaría Crueldad cultural. (no sé si existe el concepto, acabo de inventarlo)
Todo lo queremos YA y PERFECTO.(¡Vamos! ...Si es ya, no puede ser perfecto)
Hay un tema que está preocupando a los científicos, especialmente a psicólogos, médicos, sociólogos y filósofos: "Perfeccionismo". Síntoma que aqueja a la aldea global en estos tiempos postmodernos. Es la tiranía del "deberías", es la sensación de ser juzgado permanentemente por cada acción que realizamos o el aspecto que tenemos. Es sentirnos juzgados por lo que somos, sentimos o creemos. Es rendir examen permanentemente ante... ¿ante quién?
Es una presión que fue filtrándose a través de los medios de comunicación y las modas: "Sea el mejor" "No acepte un no por respuesta" "Llame ya" "Compre YA" "Soluciones YA" "Luzca ya diez años menos" (bla, bla, bla...). Con las graves consecuencias emocionales que traen estas sobreexigencias: ansiedad, depresión, obsesiones, adicciones, violencia, aislamiento social y demás enfermedades psicosomáticas. ¿Alguien tomó nota de los gastos en medicamentos que esto implica? ¿y en seguro social?


No sólo la gripe porcina es problema. Hagamos algo.