domingo, 4 de octubre de 2009

"¿Para qué caminar tanto...

para encontrarse con Dios? ¿Acaso Dios no está en todas partes?"
Es una pregunta que escuché infinidad de veces. Incluso yo misma la he formulado si hallar respuesta que me satisfaga.
Pero a pesar de las preguntas sin respuestas, los comentarios adversos, las burlas, la lluvia, el frío o el sol, millones de personas peregrinan año a año en todo el mundo. Y no sólo de espiritualidad cristiana.

Con pregunta o sin ella, lo real es que cientos de miles de peregrinos salen
con distintas motivaciones


Los que hacen o hicieron una promesa, los que van a agradecer, los que desean una aventura diferente, los que esperan hacer algunos pesitos vendiendo cosas...
Están los curiosos que quieren ver de qué se trata...
los que se prueban físicamente.


Los que van a servir a los caminantes con masajes, caldos, frutas u otra comida , agua, primeros auxilios,... contención espiritual, amor en el más sacrificado sentido: cansancio por una sonrisa, quedarse para que otros lleguen.




Están locos... y lo saben. Pero siguen.







A cada paso, en cada pueblo hay quienes los estimulan para seguir. Sienten el calor del sol y la amistad...





Pero aún la meta está lejos.Doce horas puede durar la caminata









Algunos llegarán de noche y esperarán la misa de la mañana descansando, cantando, tomando mate





Mientras otros se irán sumando en las
primeras horas del domingo.

















En llegada a la meta encuentran el descanso. Lo solemne es el sacrificio de haber llegado. Como niños, se tiran el en piso y encuentran en su casa el refugio que repara



El la plaza, la gente sigue llegando a celebrar la misa.
Animadores van haciendo el ambiente de alegría.




Muchos quedaron en el camino.
Algunos ni siquiera llegaron a salir del primer puesto de apoyo.


Cerca de 1.500.000 de personas llegan a Luján caminando cada primer domingo de octubre.


Algunas fotos, muchas anécdotas. Poca plata, mucha riqueza.
Sólo el que lo vive sabe de qué se trata, es por eso que lo repite cada año.
Sólo aque que lo ha vivido sabe lo que se siente cuando se queda viendo partir la caravana.

Alguien me dijo que no buscaban a Dios, sino que fueron con Él.

Y lo dijo mostrando las huellas del triunfo.

2 comentarios:

Mariela Torres dijo...

Qué lindo eso, que no fueron a buscar a Dios, sino que caminaron con él.

Besos.

Reina dijo...

Nunca me animé a caminar tan lejos... la noche, el frío, la distancia... ya no estoy para eso... pero sí cada año peregrino a Lourdes, son apenas 3 horas y media desde mi casa... cantando, orando, charlando, haciendo nuevos amigos... y sí, se siente, Dios camina con los peregrinos...
Un beso